sábado, 8 de enero de 2011

Sin Prisa y Con Pausas

Algunas veces nos encontramos en un sitio en donde no divisamos ningún camino o senda a seguir. A pesar de que los hay, no nos damos cuenta. Es como estar estancado en un sitio, y ofuscado por nuestras angustias y temores, sin poder ver que realmente hay varios caminos por donde andar. Algunos buenos,otros regulares, otros malos.
De vez en cuando necesitamos hacer una pausa, y descansar. Olvidarnos de todo por un momento. Esperar que se aclare nuestra mente, que se nos aclare el panorama ante nosotros, y luego tratar de seguir adelante por el mejor camino.
Las pausas frecuentes son necesarias. Al recorrer una senda, necesitamos detenernos de vez en cuando. Es bueno ver a nuestro alrededor, contemplar en dónde estamos, y qué nos rodea. Es bueno recapitular, ver lo que hemos andado, lo que hemos recorrido, lo que hemos llevado a cabo.
Cuando andamos viajando en una carretera, fuera de la ciudad, por los campos, valles y sabanas, es bueno contemplar el paisaje; es bueno disfrutar de la naturaleza que nos rodea. Hay mucha belleza a nuestro alrededor, la cual debemos disfrutar, y reconocer la mano del Creador, del Todopoderoso, la cual ha hecho grandes maravillas para que las disfrutemos.
Tomar la cosa con calma, y disfrutar de las cosas que nos rodean, es buen ejercicio para hacer mejor las cosas, para tomar mejores decisiones, para aglutinar más fuerza, para seguir hacia adelante, con más ánimo y entusiasmo.
La prisa es conveniente sólo en algunas circunstancias. Hay que saber que, cuando nos movemos con prisa, estamos más proclives a fallar, a cansarnos, a tomar erradas decisiones. Con prisa no podemos pensar mejor, y muchas veces no tenemos tiempo, o no damos el tiempo, para ver todas las oportunidades que tenemos, y las condiciones de lo que nos rodea. Hay que recordar aquello que dice que: Piano, piano, va lontano. Esto es: Despacio se llega lejos.
Hay una expresión muy popular, que dice: Sin prisa, pero sin pausa. No necesariamente es cierto. Sí es cierto lo de “sin prisa”. Pero no respecto a lo de “sin pausa”. Las pausas son necesarias. Eso es bíblico; recordemos lo del sabático o sábado, que es el tiempo de reposo. Por algo es establecido por el Señor mismo. Hay que hacer pausas en nuestro andar; sea lo que sea que hagamos: cuando estudiamos, cuando escribimos, cuando hablamos, cuando comemos, cuando cantamos, cuando reímos, cuando lloramos, cuando oramos. Y en cualquier otra actividad de la vida.
Las pausas en nuestras actividades, es como un tiempo que lo dedicamos a establecer una comunicación con nuestro Creador. Y esa comunicación es necesaria. Así, no hacemos lo que hacemos, solos; sino que lo hacemos con la ayuda y compañía de Dios, del Todopoderoso.
Hay mucha diferencia entre andar solo, y andar con el Señor. La diferencia es como de la tierra al cielo. Precisamente.
Se dice que es mejor andar solo, que mal acompañado. Pero muchísimo mejor es andar con el Señor, que andar solo. Por lo tanto, cuando estemos en soledad, en soledad sin caminos, en parajes desolados en donde no vemos salidas qué tomar, pensemos que podemos contar con alguien que, aunque no vemos, lo podemos contactar; ya que nos ve, y siempre está pendiente de nosotros. Con él, todo es ganancia; sin él, todo es pérdida.
Por todo ello, cuando hagamos alguna actividad, hagamos pausas frecuente, por tiempos breves, para restablecer o reforzar esa relación con el Señor, para tener más energía, más entusiasmo, más claridad en lo que hacemos y en lo que debemos hacer. Es como, pararse en una estación de gasolina, cuando andamos manejando en una carretera, para aprovisionarnos de combustible, para poder seguir andando.

No hay comentarios: